La perfección como aspiración genera mucha frustración. No existe humano perfecto en el mundo, personas que aparentan hay millones.
Yo era de esos y deje hace mucho de aparentar perfección. Lo que más me ha dejado mi práctica de mindfulness y meditación ha sido eso. La vida no se puede gozar si buscas la perfección y/o aparentarla.
Mi regalo a mis hijos es una vida imperfecta llena de gozo. Una vida imperfecta llena de resiliencia. Una vida imperfecta llena de compasión los unos por los otros.
Yo no era así, esto lo entendí ya grande. Y vivo combatiendo la perfección.
Hay perfección en la imperfección y al querer controlar todas las variables le matamos el encanto a la vida. Hay que hacer espacio para el error, hay que aprender a disfrutar los procesos. Demasiado enfoque hay en el resultado y poco se ve del proceso, que al final lo es todo. El resultado es nada sin el proceso. Esto aplica a TODO en la vida.
Le tenemos miedo a la mediocridad y ese miedo nos hace esclavos de los resultados. Dependientes de la calificación externa, de la aprobación de un tercero, del elogio de alguien más.
Mal entendemos la definición de mediocridad. Vivir una vida corriendo atrás de premios y escapando de castigos es mediocridad. Necesitamos recalibrarnos, hacer un alto y preguntarnos. Para mí qué es lo importante?, Qué gobierna mi vida? Cómo me muevo en esta vida?. Cuáles son mis prioridades? Y con mucha compasión entendernos, escucharnos y actuar en consciencia.
Nos vemos el 4 de diciembre en el Centro Amayal. Taller: Cómo cultivar la Compasión?
Con cariño
Ana Haro 😘
anaharo.com
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