El tema de la vida y la muerte es un tema que nos cuesta trabajo abordar con nuestros hijos. Principalmente porque no lo tenemos claro ni nosotros.

Y sin embargo la vida y la muerte están presentes todos los días. Todos los días hay nacimientos y todos los días hay fallecimientos. Como sociedad nos hemos relacionado con miedo con el proceso de la muerte. Muchos le tenemos miedo y pensamos en ella como el termino de la vida. Hay culturas en donde la muerte es el principio de la vida. Honestamente no sabemos, y como no sabemos le tenemos miedo.

Quitar el tabú a temas como este, los hacen más digeribles. Ligar estos temas con la espiritualidad (no dije religión) los hace más sencillos de abordar. Los que tenemos hijos pequeños podemos hablar de estos temas en casa, ¿qué pasa cuando alguien muere?, ¿a dónde se va?, ¿por qué ya no lo vemos?, podemos preguntar a nuestros hijos para ver que respuestas nos dan. Entre más pequeños son los niños están más pegados a su esencia, más conectados con su entorno y con ellos mismos.

No hay mucho que explicar, cuando fallecemos nuestro cuerpo se queda en la tierra, y nuestra esencia (alma, espíritu, como tú le llames), se va con Dios (al universo, al cielo, como tú le llames).

Trabajar nuestra propia espiritualidad nos ayuda a sentirnos más conectados con nuestro entorno, nos vemos como parte de un todo, empezamos a ver como es que todos y todo estamos interconectados. Entendemos que el mismo poder creador que nos trajo aquí, es la misma fuerza que nos llama de regreso. La misa fuerza que nos puso aquí, es la misma fuerza que creo todo el universo.

En la medida en que trabajamos por encontrarnos en esta espiritualidad tan perdida hoy en día, empezamos a encontrar respuestas a esas preguntas difíciles que la vida nos presenta.

Mantengamos las respuestas simples con nuestros hijos. Evitemos que se relacionen de forma traumática con el proceso de la muerte.

PD. Amor por todas partes. Solo hay que mirar el cielo 💙📸

Con cariño

Ana Haro

anaharo.com