Amor y compasión son los regalos que una práctica constante de mindfulness nos regala. Mindfulness como todo buen “deporte” es necesario practicarlo.
Hace unos días me dijeron: “a mi me suena como una práctica egocéntrica que te aleja de Dios”. Nada más lejano a eso.
La meditación y el mindfulness son herramientas de autoconocimiento. Te ayudan a entender que somos parte de un todo, y que no somos perfectos. Nos regresan a la compasión y al amor que existe en nosotros desde que nacimos. Nos ayudan a entrar a nuestro mundo interior. A conocernos mejor, a amarnos y por lo tanto a amar a los demás.
Nos acercan más los unos a los otros. Porque aprendemos a ver a través de los ojos de la compasión (como cuando éramos niños). Vemos más allá de nuestros pensamientos y emociones.
Es una práctica que nutre nuestra espiritualidad, es universal no se apega a credos es inclusiva. Nos enriquece como seres humanos, nos ayuda a perdonarnos, a no vivir en el pasado. Nos ayuda a despegarnos de emociones y pensamientos tóxicos, de ideas o pensamientos que nos limitan al definirnos como X o Y.
Aprendes a ver qué como humanos fallamos constantemente, que es parte de nuestra condición humana. Con humor, con infinita compasión te entiendes y entiendes a los que te rodean. Actúas en consciencia, no reactivo solo consciente de que haces lo mejor que puedes con la consciencia que tienes hoy. Entiendes que eres más que esto y que eres parte de algo más grande. Más que alejarnos de Dios, nos acerca más a ese poder creador que es el motor de todo y todos los que estamos aquí.
Nos vemos en OCTUBRE en el CURSO. Lugar: Centro Amayal para platicar más de esto aterrizado a la crianza😉
Con cariño
Ana Haro😘
anaharo.com
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